Tuesday, July 24, 2007

¡¡¡PIRATAS!!!

El Capitán Demiurgo observaba la cubierta del hermoso barco pirata. De pié, en el puente de mando, agarraba el timón como si su vida dependiera de ello. Lo extraño era que su vida no podía depender de eso, ni de nada que no fuera él mismo. Demiurgo siempre había sido así, le gustaba meterse en los papeles que él mismo inventaba.
-¡Vamos grumetes!-rugió- Esta tormenta no podrá con nosotros.
Eneas y yo estábamos en la cubierta, aguantando los cabos necesarios para que las velas no se vinieran abajo, corriendo de un lado para otro.
-¡Lisi!- Gritó Eneas. Estaba a mi lado, pero el rugir de la tormenta a penas dejaba que su voz llegara hasta mi.
-¡Sí!- respondí.
-¡Demiurgo se ha pasado! ¡De esta no salimos!
Solté una risa histérica.
-Claro que sí... ¡Somos piratas!
-¡El fondo del mar está lleno de gente que dijo exactamente lo mismo!
Una fuerte corriente de aire hinchó las velas y el barco dio un giro inesperado. Rodamos por el suelo, como la mayor parte de la tripulación, y de repente...
LA CALMA.
La profunda risa de Demiurgo rasgó el aire.
-¡Ahí la tenéis! ¡ La Isla del Mañana!

Desembarcamos en una playa tropical, de esas que tienen palmeras y cocos y seguramente una enorme X que esconde un tesoro.
Eneas y yo lo mirábamos todo atónitos. Demiurgo se acercó a nosotros.
-Bien... Ya hemos llegado.
Eneas se giró hacia el capitán pirata.
-¿Qué es lo que hemos venido a buscar?
Demiurgo rió con ganas.
-¿Yo tengo que decirlo? Vosotros sabréis lo que queréis encontrar.
Lo miramos sin comprender sus palabras.
Demiurgo extendió un brazo y señaló al frente. Delante nuestro sólo había una enorme selva. No se podía adivinar que albergaba la Isla en su interior.
-La Isla del Mañana es compleja...-Dijo con calma- Lo cierto es que no puedo decir que vayáis a encontrar nada en concreto. Es inestable...
-¿Es peligrosa?- pregunté
-Depende- fue la única respuesta del capitán.
-¿Vale la pena?- preguntó Eneas.
Demiurgo sonrió.
-Depende... Yo diría que sí, pero todo puede ser.
-¿Tienes un mapa de la Isla?-Insistí.
-No hay mapas para esto, Lisi- respondió Demiurgo.
-Pero...
-Déjalo, Lisi- Dijo Eneas con ternura. Me cogió de la mano y tiró de mi.
-¿Qué...? Yo sólo- titubeé.
-La única manera de conocer la Isla del Mañana, es entrar en ella. ¿No te parece?
Miré hacia atrás. Demiurgo ya no estaba, el barco pirata había desaparecido. Sólo estábamos Eneas y yo...
Suspiré, me acerqué a Eneas y le di un beso.
-Vamos.
Él pasó un brazo por encima de mis hombros. Dimos un paso, tras otro, tras otro... hacia el corazón de nuestra isla, la del Mañana.