Monday, December 18, 2006

La señorita Verda Y Roja

No quería hablar del tema pero... No me dejan otra opción. Ya se que no descubro nada nuevo si digo que ha vuelto a llegar la Navidad. Que bien...
Esta señorita verde y roja viene cada año, nunca se ha olvidado de hacerlo, al menos no desde que yo nací. Llega y lo deja todo patas arriba. En las calles todo son luces de colores, musiquitas molestas y mucha decoración.
Y en casa, comidas interminables, discusiones completamente absurdas por no poder hablar de lo que realmente nos preocupa, porque como es Navidad hay que quererse y perdonarse y estar alegre como unas castañuelas. Sí, ya...
Este año me propuse alejarme de todo. No hacerle ni caso a la Señorita verde y roja. Pero ella es tozuda como una mula. Se mete en la cabeza de los que me rodean y hace que me sienta sola cuando estoy en compañía. Vamos, Navi, ¿por qué no me dejas en paz? ¿Qué diablos te he hecho? No soy una mala persona, en el fondo. ¿Por qué torturarme de esta manera? ¿Vas a castigarme enviándome a tres fantasmas? ¿Harás que mi ángel de la guarda me enseñe lo bello que es vivir? Tu no puedes solucionar mis problemas. Deja que me hunda en mis miserias y no hagas que me sienta culpable por ello. NO quiero estar alegre por qué tu lo digas. Quiero ser feliz siempre, no sólo cuando tu vienes a visitarme.
En mi casa ya no hay árbol, ni guirnaldas, ni pesebre que te recuerde. Y sin embargo... Tu sigues ahí para todos, incluso para mi.
He intentado no verte, no escucharte, no olerte... Olvidar que un día fui una niña ilusionada que creía de verdad en los Reyes y en la magia. Pero a veces, sólo a veces, cuando veo como los padres cuentan a sus hijos las historias que me repetían a mi de pequeña, siento nostalgia. Siento algo que no podría describir ni el mismísimo Frank Capra.
Y te busco, y te encuentro, y te saludo como si nunca nos hubiéramos distanciado. Como si yo siguiera siendo esa niña que matenía la nariz pegada al cristal de la única ventana de mi casa que daba al exterior, a un patio de luces. Un lugar más que mágico para mi, ya que mis padres aseguraban que por allí iban a entrar Papa Noél y los Reyes con sus camellos y , ya puestos, cualquier allanador de moradas que cupiera en la fantasía infantil en esos días.
Se que es injusto cargarte con la culpa de mis penas que, a falta de cosas más graves, son las que son. Se que no debería hacerte el blanco de mis ironías, ni de mis burlas, ni de mis reproches rabiosos que no llevan a nada. Se... que a penas se nada de la vida, pero empiezo a intuirla y, chica, pintan bastos. Así que como es época de buenos deseos... Yo arremeto contra lo primero que encuentro y me quedo más tranquila... Alego que estas fechas me ponen de mala leche... Y tu, como eres tu, consientes.
De todas formas, ¿por qué estropear el momento a los que todavía creen, sienten y viven tus ilusiones?
Cierro los ojos y salto para atrás en el tiempo. Vuelvo a ser una niña gordita e ilusionada y, desde lo más profundo de mi alma, os deseo una Feliz Navidad y un Próspero año Nuevo. Que los Reyes no os traigan regalos sinó sueños por los que luchar.