Thursday, March 05, 2009

Tris


-Hola Lisi- me dijo ella mirándome de frente, con esos ojos azules casi transparentes, como dos lágrimas.
Yo le sonreí con tristeza... Que otra opción me quedaba.
-¿Qué te pasa?
Tris apartó la silla que había a mi lado y se sentó. Levantó la mano hacia el camarero y éste con un mohí apesadumbrado en la cara se acercó a nuestra mesa.
Poco segundos antes el bar estaba lleno de charlas insustanciales, de risas alocadas, de... una moderada alegría... Ahora todo el mundo hablaba en susurros, contaba sus penas, se compadecía sin remedio. Nadie parecía saber porqué... excepto yo. Ella estaba allí y con eso había más que suficiente.
-Un café- pidió con una vaga sonrisa en su rostro de porcelana.
-¿Solo?- preguntó el pobre camarero.
-Negro- respondió ella.
El jóven asintió despació y se alejó abatido.
-¿Cómo lo soportas?- pregunté.
Tris se encogió de hombros.
-Es mi naturaleza. A penas lo noto.
-Pero te preocupas.
Ella dejó escapar una risita. Sonó como si mil plañideras suspiraran al unísono.
-En realidad... no.
-Entonces ¿por qué me preguntas qué me pasa?
Tris torció el cuello y me miró con curiosidad.
-Normalmente, cuando la gente me llama a su lado, sé cual es el motivo. La muerte de un familiar, un mal día, una pelea... Pero últimamente he estado escuchando tu llamada y... sinceramente, no entiendo muy bien por qué.
Ahora fue mi turno de encogerme de hombros.
-Pues estamos igual. Yo tampoco lo sé y eso me está volviendo loca... No sé, es como una sensación.
-Lisi...- Tris suspiró.
El camarero le trajo el café con lágrimas en los ojos. Lo dejó en la mesa y salió corriendo en busca de un pañuelo para sonarse. Tris lo vió alejarse.
-No tengo mucho tiempo, Lisi... No es bueno que deambule por Cualquierlugar sin un propósito firme.
-Y ¿cuál suele ser tu propósito?-pregunté.
-Sofocar el dolor... Cuando alguien sufre por algo yo lo acompaño, le tomo de la mano, hago que el tiempo se ralentice y lo guio hasta que puede encontrar el camino de vuelta a su vida. Ayudo a derramar las lágrimas que deben ser derramadas, para que se pueda volver a encontrar la sonrisa. Ese es mi trabajo.
-Entonces ayúdame a encontrar esa sonrisa.- Le pedí mirando en el fondo de sus ojos azules.
Ella negó con la cabeza.
-No puedo. Es imposible ayudar a quién no conoce su dolor. Hasta que no sepas qué es lo que realmente te aflije... Es inútil que responda a tu llamada.
-Pero...
-Lisi- me cortó- yo no hago milagros. Piensa, escúchate, obsérvate... Y hazlo pronto. Locura me ha dicho que está tentada de visitarte...
Yo abrí mucho los ojos, asustada.
Ella hizo un gesto con la mano sacándole importancia.
-No te preocupes, ya sabes lo loca que está... Además, nunca te haría daño... Por alguna extraña razón le caes bien...
Tris se bebió de un sorbo el café y se levantó de la mesa.
-En fin... Ya me dirás algo.
Se dirigió hacia la puerta y desapareció.
En el acto el bar volvió a llenarse de charlas agradables, de amigos que contaban divertidas batallitas, de parejas que se juraban amor eterno.
El camarero tropezó detrás de la barra y rompió la bandeja de tazas que llevaba en la mano y unos clientes empezaron a reír. El chico miró el estropicio y se unió a sus risas. Poco a poco fuí notando como una sonrisa afloraba en mis labios...
Es estraño, pero todo parece un poco más alegre cuando la Tristeza desaparece por la puerta.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home