Monday, September 18, 2006

La armadura rota

"Para ti, que has hecho que cierre los ojos y abrace lo imposible"

Lisi Prats


Hace tiempo conocí a un joven distante y solitario. Se llamaba Eneas Pons. Fue una casualidad rutinaria: teníamos amigos en común.
Eneas llevaba una preciosa armadura plateada que creaba a su alrededor un muro helado que lo separaba del resto del universo. Creo que fue exáctamente eso lo que me atrajo.
¿Qué escondía ese joven?
Sin a penas darme cuenta me encontré revisando todas y cada una de las partes de esa fantástica armadura en busca de las rendijas, los pasadizos que me llevarían al secreto de Eneas. Para mi era sólo un juego, una pequeña fantasía en medio de mi realidad monocromática. Nada que debiera ser importante.
Al fin descubrí esas fisuras deseadas, y sin darme cuenta, entré en el universo protegido de Eneas.
Fue algo que a penas tengo palabras para describir. Todo eran colores, olores, sabores que hacía tiempo había olvidado que existían. Era hermoso, increible, y tan a mi medida...
Me asusté.
Di media vuelta y salí corriendo para refugiarme en la seguridad de mi mundo en blanco y negro.
Pensé que algo como lo que Eneas escondía no me convenía. Hacía tiempo que había renunciado a tener sueños más allà de este mundo racional. Respiré hondo y me sumí en un cómodo duermevela.
Pero, a pesar de lo que digan por ahí... Señores, debo decirles que Destino no ha muerto todavía y que sigue tan caprichoso como siempre.
Al cabo de un tiempo, volví a chocar por casualidad con Eneas. Estaba distinto. La armadura que antes era pulida y brillante ahora estaba agrietada y oxidada. Era prácticamente un despojo, un mal recuerdo de tiempos mejores. Eneas parecía triste y cansado.
-¿Qué te ha pasado?- pregunté
Eneas no respondió.
-Vamos, puedes contármelo. Antes hablábamos de muchas cosas.
Eneas me miró directamente a los ojos. Tenía la mirada cálida que yo recordaba.
-Sí, de muchas cosas, Lisi... Pero nunca hablamos de lo que realmente importaba.
-No entiendo.
Eneas sonrió y me acarició la mejilla derecha.
-Tu buscaste mi verdad y encontraste la tuya.
-Eneas...
-Déjame acabar. Me ha costado mucho llegar hasta aquí. Lisi, yo creía que era feliz viviendo con mi preciosa armadura a cuestas. Mi mundo era fácil mientras estuve aislado de todo. Entonces llegaste tu y... ya nada fue suficiente. No quiero que mi mundo sea fácil, quiero que sea completo. Y sólo tu puedes hacer que lo consiga. Te quiero a ti... Y quiero deshacerme de ésta prisión que antes era toda mi vida. Para mi no hay vuelta atrás, y sé que para ti tampoco. Ahora sólo tienes que admitirlo.
Yo notaba que mi cuerpo temblaba. Tenía tanto miedo... Cerré los ojos y alargué la mano. Eneas me la sostuvo con fuerza.
Después todo fué muy rápido.
Hubo una explosión y la armadura de Eneas se hizo añicos, mi mundo cobró todos los
colores olvidados y delante nuestro apareció un camino de baldosas amarillas. Nos miramos y tímidamente empezamos a recorrer esa nueva senda.

A nuestras espaldas un hombre alto y desgarbado sonreía con malicia.
"¿Pensábais que podríais escapar a mis designios?"
Fue algo que resonó en nuestras cabezas...
Pero, sinceramente, ya nada importaba.

2 Comments:

Blogger Luz del Olvido said...

OLE!!!!!
La pell de gallina, nena!
Ais, a ese Eneas....quien lo ha visto y quien lo ve.
Solo decirte que me he sentido muy idenftificada tanto con Lisi como con Eneas. La verdad es que resulta muy difícil saltar al vacio sin saber que es lo que hay más allá. Pero....quien ha saltado ve la vida de otra manera.
Yo nunca me he arrepentido.
Molts petons! i anims!!!!!

2:42 AM  
Blogger Lisi Prats said...

Hola Luz!!!!!!!!!!

Que contenta estoy de verte por aquí. Muchas gracias por tu comentario. Y tiene más valor viniendo de alguien que tiene el don de amar las letras.
Hasta pronto.

12:41 PM  

Post a Comment

<< Home